La tomografía es una herramienta diagnóstica ampliamente utilizada en medicina moderna para obtener imágenes detalladas del interior del cuerpo humano. Existen distintas modalidades, como la tomografía computarizada (TC), la tomografía por emisión de positrones (PET) o la tomografía por emisión de fotón único (SPECT), entre otras. A pesar de sus diferencias tecnológicas, todas comparten un elemento común: la experiencia del paciente durante el procedimiento. Comprender qué se siente durante una tomografía puede contribuir a reducir la ansiedad asociada al estudio y mejorar la colaboración del paciente.
Sensaciones físicas durante una tomografía computarizada
La tomografía computarizada es uno de los procedimientos más frecuentes. Al ingresar a la sala, el paciente se acuesta sobre una camilla que se desliza lentamente hacia un anillo o túnel circular. El escáner en sí no produce contacto directo, ya que la obtención de imágenes se realiza mediante rayos X giratorios que capturan cortes axiales del cuerpo.
Durante la exploración, el paciente debe permanecer inmóvil para evitar distorsiones en las imágenes. Algunos estudios requieren apneas breves, lo cual es indicado por el personal técnico mediante instrucciones verbales. En la mayoría de los casos, la sensación física es neutra; no hay dolor, y el ruido del equipo es mínimo.
En ciertos exámenes, se administra un medio de contraste, por vía intravenosa, para mejorar la visibilidad de estructuras vasculares o lesiones. Esta sustancia puede provocar una sensación de calor generalizado, sabor metálico en la boca o una leve molestia en el sitio de inyección. Estos efectos suelen ser pasajeros y bien tolerados.
Experiencia durante una tomografía por emisión de positrones (PET)
La tomografía PET implica un enfoque más prolongado y está diseñada para estudiar procesos metabólicos a nivel celular. Antes del estudio, se administra un radiofármaco, generalmente por vía intravenosa. Este compuesto requiere un período de reposo de aproximadamente 30 a 60 minutos para distribuirse adecuadamente en el organismo.
Durante este tiempo, el paciente permanece en reposo en una sala aislada, sin estímulos físicos ni mentales, ya que cualquier actividad puede alterar la captación del radiofármaco. El procedimiento en sí es indoloro, aunque puede prolongarse hasta una hora. La posición estática y el ambiente controlado pueden generar sensación de incomodidad o ansiedad leve en algunos individuos, sobre todo en personas con claustrofobia.
Reacciones comunes y medidas de confort
Aunque la mayoría de las tomografías son procedimientos rápidos y bien tolerados, es común que los pacientes experimenten cierto nerviosismo. La idea de permanecer inmóvil dentro de un equipo cerrado puede generar inquietud. Sin embargo, los dispositivos modernos están diseñados para ser lo más cómodos posible, y los técnicos de radiología ofrecen orientación constante durante todo el estudio.
En los casos en que se utilicen medios de contraste, es importante informar al personal sobre alergias previas o enfermedades renales, ya que podrían requerirse precauciones adicionales. El contraste yodado o gadolinio, según el tipo de tomografía, puede generar efectos transitorios, pero rara vez produce reacciones graves.
La tomografía, en cualquiera de sus formas, representa un procedimiento seguro, eficaz y esencial en el diagnóstico clínico. Las sensaciones durante el estudio son, por lo general, leves, transitorias y no dolorosas. La información precisa y la preparación previa ayudan a mejorar la experiencia del paciente y a garantizar la calidad del resultado diagnóstico.