La tomografía es uno de los estudios de imagen más utilizados en la medicina moderna por su alta precisión diagnóstica. Gracias a su capacidad para generar imágenes detalladas del interior del cuerpo, se ha convertido en una herramienta fundamental para detectar, evaluar y controlar una amplia variedad de patologías. Sin embargo, es común que los pacientes tengan dudas antes de realizarse una tomografía, especialmente sobre si el procedimiento produce dolor, incomodidad o alguna molestia durante su realización.
Este artículo aborda, desde un enfoque clínico, qué sensaciones puede experimentar el paciente antes, durante y después de una tomografía, en qué casos se utiliza contraste, qué riesgos están asociados y cómo prepararse para este estudio.
¿Qué sensaciones puede generar una tomografía en el cuerpo?
En términos generales, una tomografía computarizada no duele. El procedimiento es indoloro, ya que no implica incisiones, punciones ni contacto directo con estructuras internas del cuerpo. Durante el estudio, el paciente se recuesta sobre una camilla que se desliza lentamente dentro de un equipo en forma de aro (tomógrafo), mientras se toman múltiples imágenes mediante rayos X desde distintos ángulos.
Las únicas sensaciones que suelen reportarse son mínimas: el sonido del equipo en funcionamiento, la posición fija del cuerpo por algunos minutos y, en ciertos casos, una leve sensación de frío en la sala debido al control ambiental del espacio. La mayor parte del malestar, si lo hay, proviene de factores psicológicos como el nerviosismo o la ansiedad, más que de una molestia física real.
Tomografía con medio de contraste: ¿genera alguna incomodidad?
En determinadas situaciones clínicas, se requiere el uso de un medio de contraste para mejorar la visualización de órganos, vasos sanguíneos o tejidos específicos. Este contraste puede administrarse por vía oral, rectal o intravenosa, dependiendo del área del cuerpo que se evalúe.
Cuando se administra por vía intravenosa, el paciente puede sentir una sensación breve de calor que recorre el cuerpo, especialmente en la cara y en la garganta. Algunas personas también refieren un sabor metálico en la boca o ganas repentinas de orinar. Estos efectos son pasajeros y no representan un peligro en condiciones normales.
En personas alérgicas al yodo o con enfermedades renales, el uso de contraste puede presentar riesgos, por lo que siempre debe evaluarse previamente la historia clínica y la función renal. En casos de alergias conocidas, se pueden aplicar protocolos de premedicación para reducir el riesgo de reacciones adversas.
¿Qué molestias pueden surgir durante una tomografía?
Aunque el procedimiento es breve —suele durar entre 5 y 15 minutos—, algunas personas pueden sentir incomodidad al permanecer inmóviles en una sola posición, sobre todo si padecen dolores musculares, articulares o alguna discapacidad física. La indicación de no moverse durante la toma de imágenes es fundamental para obtener resultados nítidos, por lo que cualquier movimiento puede requerir repetir el estudio.
En personas con claustrofobia leve, el hecho de ingresar parcialmente al tomógrafo puede generar ansiedad. A diferencia de la resonancia magnética, la tomografía no requiere ingresar todo el cuerpo al equipo, por lo que la sensación de encierro suele ser menor. Aun así, si se identifica una posible reacción de ansiedad, se pueden tomar medidas preventivas como administrar un sedante leve o permitir la compañía de un familiar durante el procedimiento.
Sensaciones posteriores a una tomografía: ¿hay efectos secundarios?
Después de una tomografía sin contraste, el paciente puede retomar su vida normal inmediatamente, sin restricciones. En el caso de estudios con medio de contraste, se recomienda ingerir abundante agua para facilitar la eliminación del material por vía renal.
En raras ocasiones, se pueden presentar efectos secundarios leves como dolor de cabeza, náuseas, enrojecimiento leve en el sitio de punción o sensación de fatiga. Estas reacciones suelen ser autolimitadas y no requieren tratamiento específico. En caso de síntomas persistentes, es fundamental acudir al médico para descartar reacciones adversas más graves, aunque estas son poco frecuentes.
Tomografía en poblaciones especiales: niños, adultos mayores y embarazadas
En el caso de los niños, la tomografía puede generar inquietud o miedo debido al entorno hospitalario y al ruido del equipo. En estos casos, es habitual la presencia de un adulto acompañante y, en menores muy pequeños, el uso de sedación ligera para garantizar la inmovilidad durante el estudio.
En personas de edad avanzada o con movilidad reducida, el personal médico ofrece apoyo adicional para facilitar el posicionamiento en la camilla y minimizar cualquier incomodidad derivada de su condición física.
Las mujeres embarazadas deben informar a su médico antes de someterse a una tomografía, ya que la exposición a radiación debe evitarse durante la gestación, especialmente en el primer trimestre. En caso de necesidad urgente, se evalúa el riesgo-beneficio y se adoptan medidas de protección fetal específicas.
Preparación adecuada para reducir molestias
Una preparación adecuada es clave para reducir cualquier malestar físico o emocional antes de una tomografía. Las recomendaciones pueden variar según el tipo de estudio y la necesidad de contraste, pero suelen incluir:
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Asistir con ropa cómoda y sin objetos metálicos.
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Informar al personal sobre medicamentos, alergias, enfermedades previas o embarazo.
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Seguir indicaciones de ayuno si se requiere contraste oral o intravenoso.
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Llegar con anticipación para evitar tensiones innecesarias.
Cuando el paciente está informado y sabe qué esperar del procedimiento, la experiencia resulta mucho más tranquila y cómoda. El equipo médico también cumple un rol clave al proporcionar explicaciones claras y acompañamiento en todo momento.
Importancia del acompañamiento profesional durante el estudio
Durante todo el procedimiento, el paciente se encuentra monitoreado por técnicos radiólogos capacitados que supervisan la correcta realización del estudio y están atentos ante cualquier signo de incomodidad o reacción adversa. Además, en muchas instituciones, el equipo cuenta con un sistema de comunicación que permite al paciente hablar con el operador si necesita ayuda o presenta algún malestar inesperado.
El compromiso del personal de salud con la atención humana y segura garantiza que el estudio se realice en un entorno controlado, reduciendo riesgos físicos y emocionales.