Los rayos X son formas poderosas de radiación electromagnética que pueden crear imágenes bidimensionales de los tejidos de su cuerpo. Los huesos absorben más radiación y aparecen como áreas blancas, mientras que el aire y los tejidos blandos como los músculos y la grasa aparecen como tonos de gris. Los tumores suelen ser más densos que el tejido circundante, por lo que aparecen más visibles en una imagen de rayos X. Sin embargo, algunos tumores pueden ser demasiado pequeños o estar ocultos para verlos en una radiografía. Afortunadamente, los médicos pueden usar otras pruebas para ayudar a hacer un diagnóstico.
Una radiografía es una prueba segura e indolora que no produce efectos secundarios dañinos. Durante el examen, se le pedirá que se ponga de pie o se siente derecho y que se quite la ropa que pueda interferir con el proceso de obtención de imágenes. Luego, un tecnólogo presionará un botón para activar la máquina de rayos X, que emitirá un haz de radiación que atravesará su cuerpo. Luego, el radiólogo escaneará rápidamente su cuerpo desde varios ángulos diferentes para producir imágenes claras del área afectada. Las radiografías son útiles para diagnosticar fracturas óseas, artritis, escoliosis, ciertos tipos de infecciones y líquido en los pulmones.
El cáncer de hueso puede ser difícil de detectar en una radiografía. El hueso sano parece sólido en las imágenes de rayos X, mientras que los tumores y otras anomalías aparecen como áreas ásperas o irregulares del hueso. Además, algunos cánceres de hueso se acompañan de otros síntomas, como dolor, sensibilidad o sensación de malestar. El radiólogo también puede notar una masa ósea que crece rápidamente o que tiene una forma inusual, lo que puede indicar una malignidad.
Si se detecta un tumor, el médico generalmente recomendará más pruebas para determinar sus características y ubicación. Una biopsia puede ayudar a confirmar el diagnóstico y proporcionar un curso de tratamiento. Alternativamente, se pueden usar pruebas de laboratorio para identificar el tipo de cáncer y su diseminación.
Algunos tipos de cáncer de pulmón tienen más probabilidades de pasar desapercibidos en una radiografía que otros, dependiendo de dónde se encuentre el tumor y qué tan avanzado esté. Es posible que escuche historias de personas a las que se les diagnosticó cáncer de pulmón después de tener una radiografía normal, pero estos casos son raros. Es importante que informe a su médico si fuma o ha fumado alguna vez, ya que estos factores aumentan la probabilidad de desarrollar cáncer de pulmón.
Otros tipos de pruebas de imágenes también pueden ayudar a diagnosticar el cáncer de pulmón, incluidas las tomografías computarizadas y las resonancias magnéticas. Una tomografía computarizada utiliza una serie de rayos X para crear imágenes transversales detalladas del cuerpo. Una resonancia magnética, por otro lado, es un procedimiento no invasivo que brinda imágenes del cerebro usando un campo magnético y una computadora. En algunos casos, se usa un tinte especial para resaltar los tejidos y estructuras del cerebro.